jueves, 21 de junio de 2012

el cuerpo humano

Esqueleto. El esqueleto es el armazón de la anatomía humana que soporta el cuerpo y protege sus órganos internos. El esqueleto está formado por 206 huesos, la mitad de los cuales se encuentran en las manos y en los pies. La mayoría de los huesos están conectados a otros huesos en articulaciones flexibles que permiten la gran movilidad y flexibilidad del cuerpo humano. Solamente hay un hueso, el hiodes, que no está conectado directamente a otro hueso a través de una articulación. Este hueso fija la lengua y está unido a la apófisis estiloides del cráneo a través de un ligamento. Los esqueletos del hombre y de la mujer son básicamente iguales, con la única gran excepción de que los huesos femeninos suelen ser más ligeros y finos y que la pelvis es más ancha y profunda que la del hombre. Esta ultima diferencia facilita los partos. Carpianos: Los huesos del carpo (o de la muñeca) son los ocho huesos individuales que componen la muñeca. Son unos huesos pequeños que se ajustan entre sí de forma exacta para permitir la enorme flexibilidad de la muñeca y mantener su estructura Íntegra. Estos ocho huesos son los siguientes: ganchoso, escafoides, trapecio, pisiforme, trapezoide, semilunar, piramidal y hueso grande. Todos ellos se articulan con los metacarpianos, el radio y el cúbito. Vértebras cervicales: Las vértebras cervicales son las siete primeras vértebras (en la parte superior) de la columna vertebral. La primera vértebra cervical es el atlas, y su nombre se debe a que soporta directamente el peso del cráneo. La segunda vértebra cervical se denomina axis, dado que admite la rotación del cráneo permitiendo que el atlas gire sobre esta. Las otras cinco vértebras no tienen nombre, pero se denominan por su número (por ejemplo, tercera vértebra cervical). Cada una de las vértebras cervicales presenta un cuerpo (parte anterior, o frontal) y un arco (parte posterior, o trasera). El cuerpo de cada vértebra de la columna soporta el peso de las vértebras situadas sobre esta (y el cráneo), mientras que el arco sirve para crear un área parecida a un canal a lo largo de la espina para alojar y proteger la médula espinal. Cada vértebra cervical tiene un agujero (apertura) en cada una de sus apófisis transversas (protuberancias laterales). El arco de la vértebra presenta una pequeña protuberancia o saliente, denominada tubérculo anterior. Los tubérculos anteriores sobre la sexta vértebra cervical son particularmente largos y se conocen como tubérculos carotídeos. Clavícula: La clavícula es un hueso largo y ligeramente curvo que forma la parte frontal (anterior) de cada arco pectoral. Se encuentra justo encima de la primera costilla a cada lado de la caja torácica y está unida al esternón en el medio del tórax y a un lado del acromion del omóplato (formando la articulación acromio clavicular). Cóccix: El cóccix está compuesto por tres a cinco vértebras elementales. Normalmente, la primera de estas vértebras del cóccix está separada, mientras las restantes están todas unidas. La articulación entre las vértebras coccígeas y el sacro permite alguna flexibilidad al cóccix, que es principalmente benéfico para amortiguar las caídas y al sentarse. El cóccix es muy susceptible a las fracturas de conmoción, que pueden deberse a una caída. Además, dado que algunos conductos nerviosos pasan cerca de esta área, los daños en el cóccix suelen derivar en daños en los nervios de la parte inferior del cuerpo. La unían de la primera vértebra coccígeas con el sacro ocurre en la faceta inferior del sacro. Fémur: El fémur es el hueso más largo del cuerpo y forma la pierna superior o muslo. Se articula en su cabeza con el acetábulo de la pelvis, con la tibia, el peroné y la rótula para formar la articulación de la rodilla en su parte inferior. Cada fémur sostiene el peso de la parte superior del cuerpo. Peroné: El peroné es el hueso más pequeño de la parte inferior de la pierna. Se articula en cada extremo con la tibia (que está paralela), en su cabeza (extremo superior) con el fémur en la articulación de la rodilla y en el extremo inferior con los huesos del tobillo o tarso. El peroné es como un refuerzo de la parte inferior de la pierna. Húmero: El húmero es un hueso largo que forma la parte superior del brazo. Su cabeza (extremo superior) se articula con el omóplato (en la cavidad glenoidea) mientras que el extremo distal se articula con los huesos del antebrazo (radio y cúbito) para formar la articulación del codo. Ilion: El ilion es uno de los tres huesos pélvicos que forman la cintura pelviana. Es un hueso ancho y acampanado que constituye las secciones superior y lateral de la pelvis. El ilion se caracteriza por sus alas que se extienden a cada lado de la espina dorsal, pareciendo una hélice de un avión cuando se observa lateralmente. Sistema Muscular. El cuerpo humano contiene más de 650 músculos individuales fijados al esqueleto, que proporcionan el impulso necesario para realizar movimientos. Estos músculos constituyen alrededor del 40% del peso total del cuerpo. El punto de unión del músculo con los huesos o con otros músculos se denomina origen o inserción. El punto de origen es el punto de unión en el que se fija el músculo al hueso. El punto de inserción es el punto de unión con el hueso hacia el que se mueve el músculo. Generalmente, los músculos están unidos por resistentes estructuras fibrosas denominadas tendones. Estas uniones conectan una o más articulaciones, y el resultado de la contracción muscular es el movimiento de las articulaciones. El cuerpo se mueve principalmente por grupos musculares, no por músculos individuales. Estos grupos de músculos impulsan todo tipo de acciones, desde enhebrar una aguja hasta levantar objetos pesados. Abductor largo del pulgar: Combinado con el extensor corto del pulgar, el abductor largo del pulgar crea una forma muscular estrecha y triangular que envuelve el extremo inferior del radio (el hueso del antebrazo por el lado del pulgar). El abductor largo del pulgar nace en el lado posterior del cúbito y del radio y se inserta en la base del hueso metacarpiano del pulgar, cerca de la palma. Este músculo extiende el pulgar alejándolo de la mano (es decir, realiza una abducción). También rota y flexiona la mano a la altura de la muñeca. La combinación del abductor largo del pulgar y el extensor corto del pulgar forma el grupo de músculos oblicuos de la mano, que produce una pequeña pero importante convexidad en el tercer cuarto a lo largo del perfil inferior (radial) del antebrazo. Aductor largo: Existen tres músculos aductores en las piernas, el aductor largo, el aductor corto y el aductor mayor. Los tres músculos aductores trabajan con el pectíneo para mover el muslo hacia dentro. Son músculos potentes que rotan el muslo hacia fuera y lo mueven hacia el lado opuesto, como el movimiento realizado al cruzar las piernas. El aductor largo es un músculo triangular largo, que tiene en su origen tanto fibras carnosas como un resistente tendón en un área pequeña de la parte delantera del hueco púbico de la pelvis y se inserta en el fémur (hueso superior de la pierna). El aductor corto está situado detrás del aductor largo. El aductor mayor es un gran músculo triangular que forma una pared divisoria entre los músculos de la parte interna del muslo y los de la parte posterior. Está situado en el interior del muslo. Este largo músculo surge de un estrecho punto de la pelvis, pasa entre las masas musculares del tendón del hueco poplíteo y del cuadriceps y termina, en su apéndice más ancho, en la parte posterior del fémur. Es un potente músculo que realiza la aducción del muslo. La pequeña porción superior del aductor mayor se denomina aductor menor. Bíceps braquial: El bíceps braquial (músculo del brazo con dos porciones) está formado por la porción larga y la porción corta. Se extiende desde el hombro hasta el codo y es el flexor principal de la articulación del codo. Trabajando conjuntamente con otros músculos adyacentes también puede mover el hombro, pues sus extremos superiores están unidos a la escápula (omóplato). Además, puede rotar la parte inferior del brazo de forma que la palma se encuentre hacia arriba, un movimiento denominado supinación. En su extremo inferior, el bíceps se estrecha en un tendón plano y fuerte que está fijado firmemente a una protuberancia del extremo superior del radio. El bíceps y el tríceps trabajan de forma conjunta para controlar el movimiento de subida y bajada del antebrazo. Supinador: El braquiorradial o supinador se origina a dos tercios de la longitud del húmero (el hueso de la parte superior del brazo) entre el tríceps y el braquial. El músculo comienza siendo ancho y plano y va rotando hacia la parte delantera del brazo al descender. En ese punto se vuelve a hacer ancho y plano antes de terminar en un tendón plano, que se inserta en el radio por el lado del pulgar. Al contrario de la mayoría de los tendones largos del antebrazo, el tendón no cruza la articulación de la muñeca, sino que termina en el extremo distal del radio. Este músculo dobla el brazo por el codo, aunque no interviene en el movimiento de giro del antebrazo. Deltoides: El deltoides es un músculo potente, grande y grueso. Tiene forma triangular y una textura gruesa. En su parte más ancha comienza en la clavícula y en la espina de la escápula (omóplato), cubriendo la parte más externa de la articulación del hombro, proporcionando al hombro su aspecto redondeado, y se inserta en el húmero (hueso de la parte superior del brazo). Este músculo mueve el húmero y se utiliza para levantar el brazo hacia fuera desde el lateral. Trabaja con el pectoral mayor para mover el brazo hacia delante y con el redondo mayor y el dorsal ancho para mover el brazo hacia atrás. Oblicuo externo: El oblicuo externo es una lámina muscular grande y delgada que recorre el lateral del torso y parcialmente la parte delantera. Este músculo se divide en dos porciones, una porción torácica superior y una porción lateral inferior. La porción torácica está situada a lo largo de la caja torácica. Cuando el músculo se encuentra relajado pueden apreciarse costillas individuales debajo. La porción lateral inferior está situada a lo largo del lateral del abdomen, entre la caja torácica y la pelvis. La mayor parte de este músculo se encuentra oculta por una capa de grasa. Las dos porciones se unen en la cintura. Este músculo se utiliza al doblar el cuerpo hacia delante y girar de lado a lado. Gemelos: Los músculos gemelos se encuentran conectados a dos articulaciones, la rodilla y el tobillo. Están formados por un gemelo externo, uno interno y un único tendón de inserción. Cada uno es una gruesa columna muscular, separado por la parte posterior de la rodilla. Al descender se unen. El gemelo interno es mayor y envuelve la pierna más hacia la parte delantera que el gemelo externo. Ambos terminan en la mitad de la pierna o ligeramente más arriba, donde se unen al tendón. Los dos gemelos forman la protuberancia fusiforme de la pantorrilla de la pierna. El tendón desciende y se funde con el tendón del sóleo, que se encuentra justo debajo, formando el tendón de Aquiles, que se inserta en el hueso del talón. Los músculos gemelos impulsan al cuerpo al andar, correr o saltar. Eleva el talón, que levanta el cuerpo. También contribuye, aunque mínimamente, a flexionar la articulación de la rodilla. Occipitofrontal: El occipitofrontal es una ancha capa músculo-fibrosa que cubre el epicráneo (la parte superior del cráneo). Está formada por dos delgadas capas musculares. La porción occipital, en ocasiones denominada músculo occipital, tiene forma cuadrilátera y alrededor de cuatro centímetros de longitud, y cubre la parte posterior del cráneo. La porción frontal tiene también forma cuadrilátera. Es más ancha y sus fibras son de mayor longitud. Cubre la frente. Las porciones frontal y occipital del músculo están unidas por un tendón delgado y plano denominado aponeurosis epicraneal. La aponeurosis está situada sobre el músculo y cubre la parte superior del cráneo. Trabaja con el músculo occipitofrontal para mover el cuero cabelludo. El músculo frontal eleva las cejas y mueve el cuero cabelludo hacia delante. El músculo occipital mueve el cuero cabelludo hacia detrás. Sistema nervioso. El sistema nervioso del cuerpo humano se encarga de enviar, recibir y procesar los impulsos nerviosos. El funcionamiento de todos los músculos y órganos del cuerpo depende de estos impulsos. Tres sistemas trabajan conjuntamente para llevar a cabo la misión del sistema nervioso: el central, el periférico y el autónomo. El sistema nervioso central es el encargado de emitir impulsos nerviosos y analizar los datos sensoriales, e incluye el encéfalo y la médula espinal. El sistema nervioso periférico tiene la misión de transportar los impulsos nerviosos a y desde las numerosas estructuras del cuerpo, e incluye numerosos nervios craneoespinales que se bifurcan desde el encéfalo y desde la médula espinal. El sistema nervioso autónomo esta formado por los sistemas simpático y parasimpático, y se encarga de regular y coordinar las funciones de las partes vitales del cuerpo. De todos estos elementos, el encéfalo es el más importante del sistema nervioso. El encéfalo está situado en la cavidad del cráneo. Sin su membrana protectora más externa, la duramadre, el encéfalo pesa aproximadamente 1,4 kilogramos, representando el 97% de todo el sistema nervioso central. El encéfalo está conectado al extremo superior de la médula espinal (que está comunicado con el cráneo a través del agujero mayor o foramen mágnum) y es el responsable de emitir impulsos nerviosos, procesar los datos de estos impulsos y de parte de los procesos mentales de orden superior. El encéfalo se puede dividir en tres partes: cerebro, cerebelo y tronco cerebral, que se une a la médula espinal. El tronco cerebral también se puede dividir en médula oblongata o bulbo raquídeo, mesencéfalo y protuberancia. Plexo braquial: El término "plexo" hace referencia a una gran red de nervios y vasos sanguíneos. El sistema nervioso presenta varias de estas redes, en las que se juntan las fibras nerviosas autónomas y voluntarias. Estas redes incluyen el plexo braquial (hombro), el plexo cervical (cuello), el plexo coccígeo (cóccix) y el plexo sacro o lumbosacro (parte inferior de la espalda). Cerebelo: El cerebelo es la segunda división más pequeña del encéfalo y se encuentra debajo del cerebro y en la parte posterior del encéfalo. El cerebelo tiene una parte central, denominada vermis, y dos partes laterales, o hemisferios. El cerebelo se encarga de coordinar y modificar la actividad resultante de impulsos y órdenes enviados desde el cerebro. Recibe información de terminaciones nerviosas que se distribuyen por todo el cuerpo, como el centro de equilibrio en el oído interno, y ajusta estas acciones enviando las señales reguladoras a las neuronas motrices del encéfalo y de la médula espinal. Si el cerebelo resulta dañado, el individuo perderá facultades para coordinar con precisión los músculos y otras acciones adicionales de los procesos motrices (ataxia). Cerebro: El cerebro es la parte más voluminosa del encéfalo. Esta formado por una gran masa de fibras nerviosas blancas y grises en su parte superior. Es el responsable de parte de los procesos mentales de orden superior (memoria, juicio, razonamiento), de procesar los datos sensoriales y de procesos motrices iniciales, como la flexión voluntaria de músculos. El cerebro tiene dos partes laterales o hemisferios, que presentan un gran número de repliegues y surcos conectados en la parte central de la médula. El cerebro se divide en cuatro secciones, o lóbulos, cuyos nombres dependen del hueso craneal que tienen más cerca: el lóbulo frontal, el occipital, el parietal y el temporal. El líquido cefalorraquídeo protege el cerebro y se envía a estos lóbulos gracias a los ventrículos laterales que envían ramas, o cuernos, a los lóbulos occipital, frontal y temporal. Las funciones de cada lóbulo están coordinadas por fibras conectivas. La más larga y densa de estas fibras forma el cuerpo calloso, que une los dos hemisferios y llega hasta la superficie (corteza cerebral) mediante ramificaciones. Las otras dos fibras conectivas se denominan comisura anterior, que contiene fibras olfativas y otras conexiones temporales, y comisura del hipocampo, que se encuentra transversalmente debajo de la parte posterior del cuerpo calloso y que está especialmente relacionado con los centros olfativos del encéfalo. El encéfalo humano, que contiene alrededor de un billón de neuronas, es el mecanismo más complejo que se conoce y sus numerosas funciones siguen admirando y centrando muchas investigaciones. Nervio peroneo común: Los nervios peroneos incluyen los nervios común, superficial y profundo. Estos nervios se originan en los nervios ciáticos, que se ramifican desde la médula espinal entre la cuarta vértebra lumbar y la tercera vértebra sacra, y se extienden hasta los músculos de la pantorrilla y hasta la piel de los pies y de los dedos. Nervios craneales: Los doce nervios craneales inervan los músculos y la piel de la cabeza, del cuello y, como en el caso del vago y de los nervios espinales, otras partes importantes del cuerpo. Estos nervios surgen en protuberancias, en el prosencéfalo, en la médula oblongata o bulbo raquídeo y en la parte superior de la médula espinal, entre las primeras vértebras cervicales. Los cuatro primeros incluyen los olfatorios (1¦), que invervan la mucosa nasal y facilitan el gusto, el óptico (2¦), que inerva la retina y facilita la vista, el oculomotor común (3¦), que inerva la pupila y los cilios del ojo y el troclear (4¦), que inerva los músculos oblicuos superiores del ojo. El siguiente nervio craneal es el trigémino (5¦), que presenta tres partes: la oftálmica (ojo), la maxilar (paladar superior y cara) y la mandibular (mandíbula, lengua y región auriculotemporal). Los tres siguientes nervios son el motor ocular externo (que inerva el recto lateral del ojo), el facial (músculos faciales y del oído) y el auditivo (parte externa e interna del oído) El noveno nervio craneal es el glosofaríngeo, que inerva la faringe, la lengua y el tímpano del oído. El décimo nervio craneal, el vago, presenta varias ramificaciones que inervan un importante números de órganos, como el corazón, los pulmones y el estómago. El siguiente nervio (11¦) se denomina nervio espinal accesorio e inerva el cuello y la garganta, incluyendo la faringe y las glándulas cervicales linfáticas. El último nervio craneal (12¦) es el hipogloso, que inerva la lengua. Nervio peroneo profundo: Los nervios peroneos incluyen los nervios común, superficial y profundo. Estos nervios se originan en los nervios ciáticos, que se ramifican desde la médula espinal entre la cuarta vértebra lumbar y la tercera vértebra sacra, y se extienden hasta los músculos de la pantorrilla y hasta la piel de los pies y de los dedos. Nervio femoral: Los nervios femorales se ramifican desde la médula espinal entre la segunda y la cuarta vértebra lumbar. Se extienden por la pierna hacia abajo para inervar los músculos y la piel de dicha zona, incluyendo el muslo, la rodilla, parte de la pantorrilla, el tobillo y el pie. Nervio iliohipogástrico: El nervio iliohipogástrico parte de la médula espinal a la altura de la primera vértebra lumbar. Se extiende hasta la piel que cubre el pubis y la parte de la región glútea en la cintura. Sistema cardiovascular. Para que el cuerpo se mantenga con vida, cada una de sus células debe recibir un aporte continuo de alimento y oxígeno. A la vez, debe recogerse el dióxido de carbono y otros materiales producidos por estas células para eliminarlos del cuerpo. Este proceso lo realiza continuamente el sistema circulatorio. El sistema circulatorio principal está formado por el corazón y los vasos sanguíneos, que juntos mantienen el flujo de sangre continuo por todo el cuerpo transportando oxígeno y nutrientes y eliminando dióxido de carbono y productos de desecho de los tejidos periféricos. Un subsistema del sistema circulatorio, el sistema linfático, recoge el fluido intersticial y lo devuelve a la sangre. El corazón bombea sangre oxigenada desde los pulmones a todas las partes del cuerpo a través de una red de arterias y ramificaciones más pequeñas denominadas arteriolas. La sangre vuelve al corazón mediante pequeñas venas, que desembocan en venas más grandes. Las arteriolas y las vénulas están unidas mediante vasos más pequeños aún denominados metarteriolas. Los capilares, vasos sanguíneos del grosor de una célula, se ramifican desde las metarteriolas y luego se vuelven a unir a estas. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre tiene lugar en esta red de finos capilares. Un adulto por término medio tiene unos 96.540 Km. de vasos sanguíneos en su cuerpo. Arteria angular: La arteria angular comienza al final de la arteria facial. Asciende hacia los ojos, suministrando riego sanguíneo al conducto lagrimal y a los músculos orbiculares del párpado. La arteria angular también tiene ramificaciones en la mejilla. Arteria tibial anterior: Las arterias tibiales anterior y posterior se ramifican desde la arteria poplítea y suministran sangre a las piernas y pies. La arteria posterior tibial es una arteria grande que atraviesa las piernas hasta los pies, y ahí se ramifica en la arteria plantar interna y externa (arterias de la planta del pie). La arteria tibial interior se convierte en la arteria dorsal del pie en la articulación del tobillo. Aorta: El vaso sanguíneo más grande del cuerpo es la aorta, que sale del corazón y baja hacia la parte inferior del cuerpo. Tiene un diámetro de unos dos centímetros y medio y la sangre sale a través de la misma a una velocidad de unos veinte centímetros por segundo. La aorta está dividida en varias partes: la aorta ascendente, el arco de la aorta y las partes torácica y abdominal de la aorta descendente. Arco de la aorta: El vaso sanguíneo más grande del cuerpo es la aorta, que sale del corazón y baja hacia la parte inferior del cuerpo. Tiene un diámetro de unos dos centímetros y medio y la sangre sale a través de la misma a una velocidad de unos veinte centímetros por segundo. La aorta está dividida en varias partes: la aorta ascendente, el arco de la aorta y las partes torácica y abdominal de la aorta descendente. Arteria arqueada: Las arterias arqueadas son pequeños ramos curvos de arterias que suministran sangre renovada al cerebro. El suministro de sangre al cerebro es constante, unos 250 milímetros por segundo. El cerebro es más sensible a la falta de oxígeno que cualquier otro órgano del cuerpo. Las células del cerebro sufren daño permanente si se detiene el suministro de sangre durante más de dos minutos. Por este motivo, el cuerpo ha desarrollado un sistema de seguridad, denominado autorregulación, mediante el que varios nervios actúan para mantener el nivel de flujo de sangre al cerebro incluso si el flujo cae drásticamente en el resto del cuerpo, como en el caso de una fuerte hemorragia. Arteria axilar: En el lateral de la primera costilla, la arteria subclavia se convierte en arteria axilar (arteria de la axila) que continua en descenso hasta el borde inferior del músculo redondo mayor y se convierte en la arteria braquial. La arteria se divide en tres ramos alrededor del músculo pectoral menor, uno sobre el músculo, otro detrás del músculo y el otro debajo del músculo. La arteria suministra sangre oxigenada al brazo y al área torácica superior. Arteria braquial: La arteria braquial suministra sangre oxigenada a los brazos. Comienza en el borde inferior del músculo redondo mayor y se extiende hasta justo debajo de la articulación del hombro. Después se ramifica en las arterias radial y cubital. Se puede sentir el pulso situando las yemas de los dedos a lo largo de la arteria braquial en la curva del hombro a lo largo del margen interior del músculo bíceps. Capilares: Unos diez mil millones de capilares se entrelazan por todos los tejidos del cuerpo, suministrando sangre a todas las células. Son los vasos sanguíneos más pequeños, de tamaño microscópico, y contienen menos del cinco por ciento del volumen total de la sangre que circula. Los capilares se ramifican desde las metarteriolas que conectan las arteriolas con las vénulas. Los capilares tienen paredes finas, del grosor de una célula, y en ellos tiene lugar el intercambio metabólico y de oxigeno. Cuando la sangre fluye a través de los capilares en los pulmones, cambia de sangre venosa a sangre arterial descargando dióxido de carbono y recogiendo oxígeno. Su color cambia en el proceso de carmesí oscuro a escarlata brillante. Cuando la sangre fluye a través de tejidos capilares, cambia de sangre arterial a venosa. El oxígeno deja la sangre para introducirse en las células, y el dióxido de carbono sale de las células y se introduce en la sangre. Sistema respiratorio. El sistema respiratorio es el responsable de aportar oxígeno a la sangre y expulsar los gases de desecho, de los que el dióxido de carbono es el principal constituyente, del cuerpo. Las estructuras superiores del sistema respiratorio están combinadas con los órganos sensoriales del olfato y el gusto (en la cavidad nasal y en la boca) y el sistema digestivo (desde la cavidad oral hasta la faringe). En la faringe, los órganos respiratorios especializados se bifurcan. La laringe está situada en la parte superior de la tráquea. La tráquea desciende hacia los bronquios, que se ramifican en la bifurcación traqueal para pasar a través de los hilios de los pulmones izquierdo y derecho. Los pulmones contienen los pasillos más estrechos, o bronquiolos, que transportan aire a las unidades funcionales de los pulmones, los alvéolos. Allí, en los miles de diminutas cámaras alveolares, se transfiere el oxígeno a través de la membrana de la pared alveolar a las células sanguíneas de los capilares. Del mismo modo, los gases de desecho se desprenden de las células sanguíneas hacia el aire en los alvéolos, para ser expelidos en la exhalación. El diafragma, un músculo grande y delgado situado debajo de los pulmones, y los músculos intercostales y abdominales son los responsables de ayudar al diafragma, contrayendo y expandiendo la cavidad torácica por efecto de la respiración. Las costillas funcionan como soporte estructural de todo el conjunto torácico y las membranas pleurales ayudan a proporcionar lubricación a los órganos respiratorios de forma que no se irriten durante la respiración. Alvéolos: El sistema respiratorio es el responsable de aportar oxígeno a la sangre y expulsar los gases de desecho, de los que el dióxido de carbono es el principal constituyente, del cuerpo. Las estructuras superiores del sistema respiratorio están combinadas con los órganos sensoriales del olfato y el gusto (en la cavidad nasal y en la boca) y el sistema digestivo (desde la cavidad oral hasta la faringe). En la faringe, los órganos respiratorios especializados se bifurcan. La laringe está situada en la parte superior de la tráquea. La tráquea desciende hacia los bronquios, que se ramifican en la bifurcación traqueal para pasar a través de los hilios de los pulmones izquierdo y derecho. Los pulmones contienen los pasillos más estrechos, o bronquiolos, que transportan aire a las unidades funcionales de los pulmones, los alvéolos. Allí, en los miles de diminutas cámaras alveolares, se transfiere el oxígeno a través de la membrana de la pared alveolar a las células sanguíneas de los capilares. Del mismo modo, los gases de desecho se desprenden de las células sanguínea hacia el aire en los alvéolos, para ser expelidos en la exhalación. El diafragma, un músculo grande y delgado situado debajo de los pulmones, y los músculos intercostales y abdominales son los responsables de ayudar al diafragma, contrayendo y expandiendo la cavidad torácica por efecto de la respiración. Las costillas funcionan como soporte estructural de todo el conjunto torácico y las membranas pleurales ayudan a proporcionar lubricación a los órganos respiratorios de forma que no se irriten durante la respiración. Bronquios: Los bronquios son los tubos que transportan aire desde la tráquea a los lugares más apartados de los pulmones, donde pueden transferir oxígeno a la sangre en pequeños sacos de aire denominados alvéolos. Dos bronquios principales, los bronquios derecho e izquierdo, se ramifican desde el extremo inferior de la tráquea en lo que se conoce como la bifurcación de la tráquea. Un bronquio se extiende en cada pulmón. Los bronquios continúan dividiéndose en pasillos menores, denominados bronquiolos, formando ramificaciones como en un árbol que se extienden por todo el esponjoso tejido pulmonar. El exterior de los bronquios se compone de fibras elásticas y cartilaginosas, y presenta refuerzos anulares de tejido muscular liso. Los bronquios pueden expandirse durante la inspiración, permitiendo que se expandan los pulmones a su vez, y contraerse durante la expiración cuando se exhala el aire. Red capilar: La red capilar del tejido alveolar permite la transmisión de gases entre el aire de los alvéolos y las células sanguíneas dentro de los capilares. Los diminutos capilares son tan pequeños que sólo permiten que pase a través una célula sanguínea cada vez. Este orden en fila, combinado con la delicada membrana semipermeable que separa el saco alveolar de los capilares, permite que se produzca la difusión, proceso por el que una sustancia (en este caso, oxígeno y dióxido de carbono) atraviesa una membrana semipermeable desde una zona de alta concentración a otra de menor concentración. Las células sanguíneas que atraviesan los capilares tienen muy poca cantidad de oxígeno y gran cantidad de dióxido de carbono y otros gases de desecho. Como resultado, el dióxido de carbono pasa por difusión a través de la membrana hacia el aire de los alvéolos (que es menos rico en dióxido de carbono). De forma similar, el oxígeno contenido en el aire de los alvéolos atraviesa la membrana para pasar a las células sanguíneas. De esta forma, la sangre se libera del exceso de dióxido de carbono (que se exhala a continuación) y se regenera con oxígeno. Las células sanguíneas regeneradas continúan por las metavénulas, vénulas y venas pulmonares hacia el corazón, desde el que son bombeadas al resto del cuerpo. Cilios: Los cilios son diminutos pelos que cubren la parte interna de muchos revestimientos mucosos. Estos se encuentran por todo el cuerpo y, gracias a su movimiento en ondas, funcionan como filtro y transportan material en partículas a los largo de la superficie del revestimiento mucoso. Los cilios respiratorios son responsables de ayudar en la tarea de filtrado del polvo y otras sustancias del aire inhalado y transmitirlo con mucosa hacia la faringe para ser tragado. Los revestimientos mucosos de la cavidad nasal, faringe, tráquea y de los bronquios contienen estas estructuras. Diafragma: El diafragma es el músculo principal responsable de la respiración. Conectado a la pared abdominal, las vértebras lumbares, las costillas inferiores, el esternón y el pericardio del corazón por tejido tendinoso, el delgado diafragma crea una división entre la cavidad torácica y la abdominal. El diafragma forma una estructura abovedada, y cuando se contrae desciende a una posición más plana. Este alisamiento provoca un vacío en la cavidad torácica y presión en la cavidad abdominal. El vacío se rellena con la expansión del tejido pulmonar y el aire inhalado. La presión sobre las vísceras inferiores resulta de mucha ayuda en el parto y en el empuje de la materia fecal a través del tracto intestinal inferior para su expulsión. Cuando el diafragma se relaja y toma forma abovedada, el aire es expelido y los pulmones se contraen. Aunque los músculos intercostales y abdominales se utilizan también en la respiración, durante el sueño, esta es debida principalmente a las contracciones del diafragma. Cavidad del corazón: Entre los dos pulmones existe un espacio ocupado por el corazón. Esta cavidad es más pronunciada en el pulmón izquierdo, que es ligeramente cóncavo, que en el derecho. El pericardio del corazón está en contacto directo con el revestimiento pleural de los pulmones y está unido a la porción tendinosa del músculo diafragmático. Laringe: La laringe es la apertura de la tráquea donde se une a la faringe. Su parte saliente, con el cartílago tiroides, puede apreciarse en el exterior de la garganta, y se conoce comúnmente como el "bocado de Adán". La laringe sirve para cerrar la tráquea durante el acto de tragar de forma que la comida no pase a los conductos respiratorios y facilita el tragado ascendiendo la parte posterior de la lengua. La laringe, que contiene las cuerdas vocales, permite la vocalización manipulando dichas cuerdas para hacer que vibren con un tono determinado cuando pasa el aire por la laringe. La laringe se compone de tres estructuras cartilaginosas: el cricoides, la epiglotis y el tiroides. El cartílago cricoides, circular, sirve para reforzar la parte superior de la tráquea para poder mantener abiertas las vías de aire. La epiglotis, con forma de solapa, ayuda a cerrar las vías de aire durante el acto de tragar, descendiendo para unirse a la laringe, levantada a su vez, para evitar que la comida entre en la tráquea. El cartílago tiroides forma la mayor parte de la estructura de la laringe, fijando la epiglotis por medio de las cuerdas vocales falsas, y las cuerdas vocales verdaderas a las apófisis vocales del cartílago aritenoides de la glotis. El tono de voz depende en gran medida de la elasticidad y la tensión en las cuerdas vocales verdaderas. Cuando el ángulo del cartílago tiroides desciende en los varones durante la pubertad, la tensión de las cuerdas vocales disminuye, dando como resultado una voz más grave. Lóbulo: Los pulmones presentan fisuras que dividen las estructuras generales en lóbulos menores. El pulmón izquierdo tiene una fisura horizontal que lo divide en dos lóbulos (superior e inferior). El pulmón derecho tiene una fisura horizontal y otra oblicua, que lo dividen en tres lóbulos (superior, medio e inferior). Debido a este tercer lóbulo, el pulmón derecho es mayor que el izquierdo, extendiéndose más abajo en la cavidad abdominal. Ambos pulmones están incluidos en un saco pleural y separados por el mediastino, una membrana que se extiende desde la columna vertebral por detrás hasta el esternón por delante. Sistema digestivo. El sistema digestivo tiene la función de procesar el alimento, separando las proteínas, los hidratos de carbono, los minerales, las grasas y otras sustancias que necesita el cuerpo, e introducirlo todo en la corriente sanguínea de modo que lo pueda utilizar el cuerpo. El tracto digestivo comienza en la boca, donde la mandíbula y la lengua comienzan a deshacer el alimento con la ayuda de la saliva secretada por las glándulas salivares. El alimento masticado, combinado con la saliva, se ingiere y se transporta por el esófago mediante movimientos peristálticos (contráctiles) hasta el estómago. En el estómago, el alimento se combina con ácido clorhídrico que ayuda a deshacerlo más. Cuando se ha digerido completamente el alimento, el resto de fluido, denominado quimo, pasa a través del píloro a los intestinos grueso y delgado. En el largo y serpenteado intestino delgado, se absorben de la corriente sanguínea los nutrientes del quimo, dejando los residuos que no sirven. Estos residuos pasan a través del colon (donde la corriente sanguínea absorbe la mayor parte del agua) y se introducen en el recto donde se almacenan antes de excretarse. Estos desechos sólidos, denominados heces, se unen y en el proceso de excreción pasan a través del canal anal y el ano. A lo largo del tracto digestivo, el páncreas, el bazo, el hígado y la vesícula biliar segregan enzimas que ayudan durante el proceso digestivo. Ano: El ano es el esfínter que regula el orificio inferior del tracto digestivo. El esfínter mantiene el ano cerrado, abriéndolo durante la excreción para permitir que pasen las heces. Apéndice: El apéndice es una pequeña unión con forma de gusano en el extremo del ciego. Por su forma, a veces se le llama apéndice vermiforme (forma de gusano). La evidencia nos ha mostrado que en la antigüedad el apéndice debería haber tomado parte en la digestión de materia duradera, como la quitina de insecto o la corteza de árbol, pero ahora es aparentemente vestigial (innecesario) en la anatomía moderna. La inflamación del apéndice se denomina apendicitis y su eliminación es una de las operaciones quirúrgicas que se realizan más a menudo. Esófago: El esófago es el tubo largo y flexible que comienza en la faringe y termina en el cardias en la parte superior del estómago. El esófago medio tiene unos veinticinco coma cuatro centímetros de largo, y sus paredes están formadas de fibra muscular que realizan movimientos de contracción (denominados perístasis) para impulsar el bolo (glóbulos) de alimento masticado con saliva hacia el estómago. El malestar por acidez se produce cuando el ácido estomacal se vierte en el esófago. Dado que el esófago no tiene una capa de mucosa como la tiene el estómago, el ácido produce dolor que se genera justo detrás del esternón y parece que viene del corazón, de ahí que se utilice bastante el término "acidez". Vesícula biliar: La vesícula biliar tiene la función de concentrar y almacenar la bilis que produce el hígado en forma diluida y secretar la bilis a través del conducto cístico al duodeno donde puede ser de utilidad en el proceso de digestión. La vesícula biliar es un órgano azul verdoso, de unos siete coma sesenta y dos centímetros y está situada en la superficie inferior del hígado. La bilis está compuesta de colesterol, sales biliares y pigmento biliar. La bilis no es fundamental para la supervivencia del ser humano, y podría eliminarse sin que produjera graves efectos adversos. La cristalización de las sales biliares en la vesícula biliar da origen a cálculos biliares, que a menudo requieren operación quirúrgica. Intestino grueso: El intestino grueso es un amplio tubo ondulado que recibe el producto resultante de la digestión del intestino delgado y lo transporta hasta que se excreta, y sigue procesando el material que llega. Cualquier material alimenticio que no se haya absorbido se almacena en el intestino grueso hasta que el cuerpo pueda reabsorber el agua del mismo de forma parcial, después pasa los residuos por el ano para su eliminación. La sobre absorción de agua de los materiales residuales puede que deje las heces duras y ligeramente secas que pueden chocar, dificultando su eliminación. Esta condición se conoce como estreñimiento. Si no se reabsorbe suficiente líquido, normalmente debido a infecciones víricas o mala nutrición, el intestino grueso pasa demasiado líquido al ano, dificultando el control de la eliminación. Esta condición, y el fluido (que a menudo daña los tejidos anales) se conoce como diarrea. El intestino grueso está dividido en ocho secciones: el ciego, el apéndice, el colon ascendente, el colon transverso, el colon descendente, el colon sigmoideo, el recto y el ano. Hígado: El hígado es la glándula más grande del cuerpo y tiene varias funciones importantes. Pesa aproximadamente un kilo trescientos cincuenta y nueve gramos y es de color rojo-marrón; este órgano presenta un alto grado de vascularidad que es lo que le da el color oscuro. La mayor parte está situada en el lateral derecho de la cavidad abdominal, justo sobre el duodeno; el hígado ayuda a la digestión de las grasas secretando bilis al duodeno. El hígado también destruye los glóbulos rojos, forma la urea para la excreción de los restos nitrogenados, forma el fibrinógeno que se utiliza en la coagulación de la sangre, almacena glucógeno, que ayuda en el metabolismo y almacenamiento de las vitaminas y produce sustancias protectoras y antitóxicas, entre muchas de sus funciones. Boca: La boca es un área voluble de la anatomía humana, encargada de articular la voz, degustar, masticar y tragar alimento. La cavidad bucal está situada justo debajo de la cavidad nasal y está formada por los huesos palatinos y la apófisis palatina de la maxilar en la parte superior y por la mandíbula en la parte inferior. En la apertura de la cavidad bucal están los labios, que son estructuras musculares recubiertas de una fina piel membranosa. Los labios ocluyen la cavidad bucal durante la masticación para retener dentro el alimento y el líquido, ayudan a controlar el alimento durante la masticación y facilitan la articulación de la voz. Dentro de la cavidad bucal, los dientes se extienden por debajo desde sus alvéolos maxilares y por encima desde sus alvéolos mandibulares para formar el arco dental. Los músculos y la piel de las mejillas cubren los laterales externos de la cavidad bucal, mientras que las estructuras musculares de la lengua y el revestimiento mucoso sublingual y los músculos forman la parte inferior de la cavidad bucal. Cuando se introduce alimento en la boca, los labios se cierran, a la vez que las glándulas salivares producen saliva. La saliva lubrica la boca y humedece el alimento. La superficie interior de los labios, la lengua y las mejillas controlan el alimento situándolo entre los dientes para que pueda triturarse. Con una acción combinada de estos movimientos y un movimiento semicircular y afilado de los dientes, se tritura el alimento y se forma una pasta con la saliva. Las enzimas de la saliva comienzan a separar el alimento y la lengua mueve una parte de esta pasta alimenticia hacia la parte posterior de la cavidad bucal impulsándola arriba y detrás a lo largo del paladar duro. El paladar blando, a su vez, se levanta para ocluir la cavidad nasal. La bola de pasta alimenticia, denominada bolo, pasa a la faringe. La epiglotis baja para cubrir las vías respiratorias de modo que el alimento no se introduzca en la laringe. Desde la faringe, se producen contracciones, denominadas movimientos peristálticos, que impulsan el bolo hacia abajo y a través del esófago al estómago, donde se digieren más. Páncreas: El páncreas es una glándula con forma de lóbulo grande que tiene la función de secretar la hormona insulina y un fluido alcalino que ayuda al proceso de digestión. La insulina es importante en la utilización de azúcar en la sangre y la carencia de esta hormona produce la diabetes mellitus. El fluido digestivo se secreta directamente al duodeno, justo debajo del estómago en el tracto digestivo. Órganos sensoriales. El sistema tegumentario incluye la piel, el pelo, las uñas y las glándulas que cubren el cuerpo. También incluye los ojos, los oídos, la nariz y la boca. Todos ellos forman parte del sistema sensorial del cuerpo. El mundo se percibe gracias a una serie de mensajes cifrados (impulsos eléctricos) que se envían al cerebro a través de los írganos sensoriales. Nuestra percepción está principalmente desarrollada por la muestra de sonidos que entra en el oído y la muestra de luz que perciben los ojos. Sin embargo, la sensación de tacto, gusto y olfato también son importantes para la percepción del mundo que nos rodea. Oído: El oído está dividido en tres partes: el oído externo, el medio y el interno. Cada sección tiene sus propias funciones dentro de un proceso que convierte las ondas de sonido en impulsos nerviosos, los cuales se transmiten luego al cerebro. El oído externo consta de dos partes: el pabellón y el canal auditivo externo. Esta parte del oído recoge y canaliza los sonidos. El oído medio, o cavidad timpánica, es una pequeña cavidad formada en el hueso temporal y es un intermediario en el procesamiento de la energía acústica. Es el responsable de incrementar la intensidad de las ondas de sonido que entran y de convertirlas en vibraciones mecánicas que pueden viajar fácilmente por el oído interno. Presenta dos partes: un hueso y su correspondiente membrana. Ambas tienen una forma complicada, por lo cual se las denomina laberintos. Cada laberinto tiene tres partes: el vestíbulo, el canal semicircular y la cóclea. El oído interno contiene las células receptoras, las cuales reciben vibraciones mecánicas y las envían al cerebro. Ojo: El globo del ojo se encuentra dentro de la cavidad orbital (cuenca ósea) del cráneo, centrado y a un lado en la parte superior. De todos los sentidos, la vista suele considerarse la más importante. Según se ha estimado, el 80% de la información que percibimos llega al cerebro a través de los ojos. Estos transmiten constantes corrientes de imágenes al cerebro gracias a señales eléctricas y reciben información de los rayos de luz. Estos rayos pueden ser absorbidos o reflejados. Los objetos que absorben todas las partes del espectro solar parecen negros, mientras que los que reflejan toda la luz nos parecen blancos. Los objetos con colores absorben determinadas partes del espectro solar y reflejan otras. Cuando observamos algo, los rayos de luz se reflejan en el objeto llegando al ojo. La luz se refracta por la córnea y pasa a través del humor vítreo y de la pupila hasta el cristalino. El iris controla la cantidad de luz que llega al ojo. A continuación, el cristalino enfoca la luz a través del humor vítreo hasta la retina, formando una imagen invertida y hacia abajo. Las células sensibles a la luz de la retina transmiten la imagen al cerebro mediante señales eléctricas. Uñas: Las uñas son simplemente otra forma de piel. Están formadas por una proteína denominada queratina que presenta un elevado contenido de azufre. Al contrario de lo que se cree, la cantidad de calcio es bastante baja. Las uñas son un indicador de enfermedades. El cambio brusco de su textura, color o ritmo de crecimiento puede ser señal de que es necesario recibir algún consejo médico. Aunque un especialista siempre estudiará las uñas, es imposible diagnosticar una enfermedad sin estudiar otros factores. Mamas: Las mamas (o pechos) son glándulas semiesféricas que se encuentran sobre los músculos pectorales, principalmente sobre el pectoral mayor, en un área entre la tercera y la sexta costilla a cada lado del pecho. Se encuentran tanto en el hombre como en la mujer, aunque en los primeros su forma está poco desarrollada. En las mujeres, el desarrollo de los pechos suele ser la primera señal de la pubertad. Este desarrollo suele ocurrir alrededor de los 11 años, aunque también puede darse desde los 9 o hasta los 13 años. Nariz: El olfato es el sentido más básico y primitivo. Es unas 10.000 veces más sensible que el sentido del gusto. De hecho, la mayoría de los sabores de la comida se huelen y no se saborean, como corroborará cualquier persona que tenga un resfriado. La congestión nasal evita que las pequeñas corrientes de aire, producidas al masticar y tragar, lleguen a los receptores en el techo de la cavidad nasal. Los receptores olfatorios del ser humano pueden diferenciar varios miles de tipos de olores. Algunas personas tienen mejor olfato que otras. La nariz también juega un importante papel al acondicionar el aire inspirado para la parte inferior del tracto respiratorio. Este acondicionamiento incluye el control de la temperatura y de la humedad y la eliminación de polvo y organismos infecciosos. Piel y pelo: La piel tiene el mayor área de superficie en el cuerpo humano y es el elemento más pesado. En la superficie se encuentran las terminaciones sensitivas y en la parte interior determinados órganos que tienen unas funciones especiales, las glándulas sudoríparas, los folículos pilosos y las glándulas sebáceas. La piel protege los órganos internos del cuerpo de posibles infecciones, lesiones y rayos solares dañinos. También tiene un papel importante en la regulación de la temperatura del cuerpo. Aunque la piel de un adulto puede llegar a pesar alrededor de nueve kilogramos, en algunos lugares es tan fino como el papel. Lengua: La lengua suele ser plana y moderadamente extensible. Consiste en una red de fibras musculares estriadas, tejido fibroso, masas adiposas y linfoides, glándulas salivales y una membrana mucosa protectora. Es un músculo muy móvil que permite degustar la comida, moverla de un lado a otro al masticar, empujarla hasta la faringe (garganta) al tragar y es un órgano imprescindible para poder hablar. Deriva principalmente de la base de la faringe (o tubérculo). Este tubérculo crece hacia delante y se une con otros tejidos de la zona, formando este complejo órgano muscular de múltiples funciones. Sistema endocrino. Todos los órganos del sistema endocrino son glándulas. Son diferentes del resto de las glándulas porque liberan sustancias químicas, conocidas como hormonas, en la circulación sanguínea general. Otras glándulas descargan sus secreciones en conductos hacia un lugar concreto. Estas glándulas se denominan exocrinas. Los órganos del sistema endocrino se encuentran situadas en lugares del cuerpo muy separados: en la cavidad craneal, en el cuello, en la cavidad torácica, en la cavidad abdominal, en la cavidad pélvica y fuera de las cavidades del cuerpo. Las hormonas que liberan son muy importantes para las funciones corporales. Regulan instintos básicos y emociones, como los impulsos sexuales, violencia, ira, miedo, alegría y tristeza. También estimulan el crecimiento y la identidad sexual, controlan la temperatura corporal, ayudan en la reparación de tejidos dañados y ayudan a generar energía. Glándulas adrenales: Las glándulas adrenales se encuentran sobre la parte superior de cada riñón en la zona abdominal. Aunque parece un sólo órgano, en realidad son dos pequeñas glándulas, cada una con un peso de unos 7 gramos. La médula adrenal (la parte interna) es un agente del sistema nervioso simpático y se activa mediante impulsos nerviosos. El córtex adrenal (la parte externa se divide en tres zonas: glomerulosa, fasciculada y reticular) es una glándula endocrina verdadera que se activa con la hormona adrenocorticotrófica (ACTH), enviada desde la glándula pituitaria. La médula adrenal secreta las catecolaminas epinefrina y noradrenalina. Estas hormonas ayudan al cuerpo a reducir tensión nerviosa. Cuando el sistema nervioso simpático reacciona ante emocione intensas, como miedo o ira, se liberan grandes cantidades de esta hormona. Esto puede causar una reacción de "lucha o huida", en la que la presión sanguínea aumenta, las pupilas se ensanchan y la sangre se desvía hacia los órganos más vitales y los músculos del esqueleto. El corazón también se estimula. El córtex adrenal secreta dos hormonas: cortisol y aldosterona. Estas hormonas se conocen conjuntamente como corticosteroides. Ayudan al cuerpo a reducir tensión nerviosa y son imprescindibles para la vida. El cortisol es un generador de energía. Regula la conversión de hidratos de carbono a glucosa y dirige las reservas al hígado. También disminuye las inflamaciones. La aldosterona regula el balance mineral y de agua en el cuerpo. Evita la pérdida excesiva de agua a través de los riñones y mantiene el balance entre sodio y potasio en la corriente sanguínea. Este balance es importante en la contracción muscular. Hipotálamo: El hipotálamo está formado por un minúsculo grupo de células nerviosas situadas en el centro de la base del cerebro. Este órgano sirve como vínculo entre el sistema nervioso autónomo y el sistema endocrino. El hipotálamo es responsable de muchas funciones corporales. Su función es integrar y asegurar respuestas adecuadas a los estímulos. Regula el hambre, la sed, el sueño y el insomnio. También juega un papel importante en la regulación de la mayoría de los mecanismos involuntarios del cuerpo, como la temperatura corporal, el impulso sexual o el ciclo menstrual en las mujeres. El hipotálamo también regula las funciones de la glándula pituitaria. Ovarios: Los ovarios son dos cuerpos con forma de almendra de unos 3,5 centímetros de longitud que se encuentran situados a cada lado de la pelvis. Cada ovario contiene dos clases diferentes de estructura glandular: los folículos de Graaf, que secretan estrógeno, y el cuerpo lúteo, que secreta progesterona y algo de estrógeno. La hormona estrógeno influye en el desarrollo de los caracteres sexuales y en la maduración de los órganos sexuales femeninos. La progesterona influye en el desarrollo de las glándulas mamarias y prepara el útero para la implantación del óvulo. Páncreas: El páncreas se encuentra situado justo detrás de la parte inferior del estómago. Es la segunda glándula del cuerpo en tamaño, y es una glándula endocrina y exocrina. Su función exocrina es producir jugos digestivos (jugos pancreáticos) y liberarlos a través de un tubo, el conducto pancreático, al intestino. La función endocrina del páncreas es controlar la cantidad de azúcar en la sangre. Las células que controlan los niveles de azúcar en la sangre se denominan islotes de Langerhans. Estos islotes son grupos microscópicos de células esparcidas por todo el tejido pancreático entre el resto de las células pancreáticas aunque se encuentran concentradas principalmente en la cola del páncreas. Los islotes de Langerhans están formadas por dos tipos de células: alfa y beta. Las células alfa secretan una hormona llamada glucagón y las células beta secretan insulina. La insulina y el glucagón funcionan como un sistema de comprobación y equilibrio regulando el nivel de azúcar en sangre en el cuerpo. El glucagón acelera el proceso de la glucogénesis en el hígado (proceso químico por el cual la glucosa almacenada en las células del hígado en forma de glucógeno se convierte en glucosa; esta glucosa deja entonces las células del hígado y pasa a la sangre). Este proceso tiende a incrementar la concentración de glucosa en la sangre. La insulina es un antagonista del glucagón, pues reduce la cantidad de concentración de glucosa en la sangre. La insulina realiza este proceso acelerando su salida de la corriente sanguínea, a través de las membranas celulares, hacia las células. Como la glucosa entra en las células a un ritmo más rápido, las células aumentan su metabolismo de glucosa. Todas las comidas que contienen azúcares y almidón, como el pan, patatas y pasteles, se descomponen en glucosa. De esta forma pueden ser absorbidos por cada célula del cuerpo, incluyendo las células del hígado, una de cuyas funciones principales es almacenar azúcar. Las células absorben glucosa y la queman en estructuras llamadas mitocondrias, utilizando la energía que contiene y produciendo dióxido de carbono y agua como productos derivados. Este proceso de quemado es la principal fuente de energía del cuerpo, y no podría tener lugar sin la presencia de la insulina. La diabetes se produce cuando el páncreas no produce suficiente insulina y no se regula, por tanto, la concentración de glucosa en la sangre. El nivel de glucosa normal para un adulto medio está entre 80 y 120 miligramos de glucosa por cada 100 mililitros de sangre. Si los islotes de Langerhans secretan demasiada poca insulina, se produce un exceso de glucosa, una característica de la diabetes mellitus, el trastorno más habitual del sistema endocrino. Paratiroides: Las glándulas paratiroides son glándulas pequeñas, habitualmente cuatro, incrustadas en la parte posterior del tiroides. Estas glándulas producen la hormona parathormona, que regula el nivel de calcio y fósforo en la sangre y huesos. La parathormona tiende a aumentar la concentración de calcio en la sangre incrementando la descomposición ósea. Esta hormona tiene el efecto contrario de la calcitonina (tirocalcitonina), que es secretada por la glándula tiroides. El calcio juega un papel muy importante en muchos procesos metabólicos; demasiado calcio (hipercalcemia) o demasiado poco (picocalcemia) puede alterar el funcionamiento normal de músculos y nervios. La parathormona ayuda a mantener la homeostasis de calcio en la sangre. Las células corporales son muy sensibles a los cambios de la cantidad de calcio en la sangre. Glándula pituitaria: La pituitaria (o hipófisis) es una glándula pequeña, no más grande que un guisante, que se encuentra en la base del cráneo en una pequeña depresión del hueso esfenoidal denominado "silla turca". Está conectada y controlada por el hipotálamo y a veces se la considera la glándula principal, puesto que su función es coordinar el sistema nervioso y el endocrino. Algunas de sus hormonas estimulan otras glándulas endocrinas para que produzcan sus propias hormonas. La pituitaria está compuesta en realidad por dos glándulas: la glándula pituitaria anterior (o adenohipófisis) y la posterior (o neurohipófisis). Produce varias hormonas, una de las cuales regula la retención de agua en los riñones y otra tiene la misión de contraer el útero durante el parto y de estimular la secreción de leche en las glándulas mamarias. Una de las hormonas más importantes de la pituitaria es la del crecimiento. Esta hormona controla el crecimiento regulando la cantidad de nutrientes que recibe cada célula. Como la insulina, la hormona del crecimiento también controla el nivel de azúcar en la sangre. Testículos: Los testículos consisten en dos glándulas de forma ovalada de unos 3 centímetros de longitud y 2,5 centímetros de ancho. Se encuentran suspendidos en un saco denominado escroto fuera del cuerpo para mantener la menor temperatura necesaria para la producción eficiente de esperma. Cada uno de los testículos está formado por varias secciones (lóbulos), y cada lóbulo está formado a su vez por un delgado y largo túbulo seminífero enrollado. Desde la pubertad, las células de los túbulos seminíferos producen casi continuamente espermatozoides, las células reproductoras masculinas. Otras células, conocidas como células intersticiales, secretan la hormona masculina testosterona en la sangre. Estas células se encuentran en numerosos grupos en el tejido conectivo situado entre los túbulos seminíferos. La testosterona realiza diversas funciones: es importante para el desarrollo de los caracteres sexuales masculinos, estimula y mantiene el desarrollo de los órganos accesorios masculinos (la glándula prostática, vesículas seminales, etc.), y tiene un efecto estimulante en el metabolismo de las proteínas. Timo: Situado sobre el corazón, el timo es un órgano bilobulado cuya función principal es la de desarrollar linfocitos. La linfa transporta glóbulos blancos a este órgano, donde se multiplican y se transforman en células especiales de lucha contra las infecciones. Aunque la función del timo no se conoce en su totalidad, se sabe que tiene un papel muy importante en el desarrollo de la inmunidad ante diversas enfermedades. Muchos investigadores opinan que el timo produce los linfocitos originales formados en el cuerpo antes del nacimiento y continúa produciéndolos después. Los linfocitos viajan desde el timo a los nódulos linfáticos y al bazo a través de la circulación sanguínea. También se cree que el timo sintetiza una hormona esencial para la inmunidad. Esta hormona, conocida como factor humoral del timo (THF), debe estar presente durante un corto periodo de tiempo después del nacimiento del niño para poder desarrollar la inmunidad mínima necesaria. Los investigadores piensan que la hormona producida por el timo actúa sobre los linfocitos, haciendo que los linfocitos B se conviertan en células plasmáticas, las cuales forman anticuerpos que producen inmunidades. Tras la pubertad, el timo comienza a disminuir de tamaño. Su función principal parece desarrollarse durante las primeras etapas de la vida en el desarrollo de la inmunidad. Sistema linfático. El sistema linfático no es un sistema separado del organismo. Se considera parte del sistema circulatorio porque lo constituye la linfa, un fluido móvil que proviene de la sangre y vuelve a ella por medio de los vasos linfáticos. La linfa transporta algunos nutrientes, especialmente grasas, y distribuye los glóbulos blancos por el organismo. La linfa recuerda al plasma pero es más diluida y tiene únicamente alrededor del 5% de proteínas y del 1% de sales y extractivos. Está formada por un poco de sangre y de otros líquidos del organismo y se denomina fluido intersticial, que se recoge en los espacios intercelulares. Parte de este fluido intersticial vuelve al organismo a través de la membrana capilar, pero la mayoría penetra en los capilares linfáticos y da lugar a la linfa. La linfa, junto con este fluido intersticial, recoge las partículas que son demasiado grandes para que puedan ser absorbidas por la membrana capilar, como son los restos de células, glóbulos de grasa o adiposos y pequeñas partículas proteicas. A continuación, la linfa pasa a los vasos y nódulos linfáticos y se introduce en la sangre a través de las venas situadas en la región del cuello. De esta manera el sistema linfático constituye un sistema de transporte secundario. La linfa no se bombea por sí sola, su circulación depende de la presión del sistema circulatorio y del efecto de masaje de los músculos Nódulos linfáticos axilares: Los ganglios o nódulos linfáticos axilares están localizados en el brazo, en la axila. Se dividen en dos grupos: superficiales y profundos. Estos nódulos linfáticos reciben la linfa de los vasos linfáticos del brazo y los nódulos superiores la reciben de los vasos linfáticos situados en el área superior del pecho, cerca de los músculos pectorales y de las glándulas mamarias. Hay alrededor de 35 nódulos linfáticos en la zona del pecho y de la axila, la mayoría de ellos situados en la axila o cerca de ella. Si se desarrolla un cáncer en la mama, con frecuencia se extiende a los nódulos porque la linfa, además de otros residuos, puede transportar células cancerosas. La linfa fluye en todas direcciones, pero alrededor de tres cuartas partes de los vasos linfáticos del pecho desembocan en los ganglios o nódulos axilares que, con frecuencia, es por donde primero se extiende un cáncer de mama. Nódulos linfáticos cervicales: Los ganglios o nódulos linfáticos cervicales están localizados en el cuello. Se dividen en dos grupos: superficiales y profundos. Hay tres grupos de ganglios linfáticos superficiales: los submaxilares, cerca de la mandíbula, los suprahioideos, cerca del hueso hioides de la garganta y los cervicales, situados a lo largo de la vena yugular externa. Los nódulos cervicales profundos son grandes y están situados cerca de la faringe, del esófago y de la tráquea. Cuando se tiene dolor de garganta, los glóbulos blancos se agrupan en los nódulos situados allí para combatir la infección, por ello se sensibiliza e inflama la garganta. Nódulos linfáticos inguinales: La red de vasos linfáticos situados en la parte inferior del cuerpo pasa la linfa a los nódulos linfáticos inguinales con forma de judía que se encuentran en el interior de la ingle, cerca de la arteria y vena femorales. Conducto linfático: El conducto linfático es mucho más corto que el torácico, con una longitud aproximada de 1 centímetro. Este conducto linfático recibe la linfa de la parte derecha del cuerpo situada sobre el hígado y la vierte en la vena subclavia derecha y en la vena yugular interna. El conducto linfático junto con el torácico vierten en la sangre cada minuto entre 4 y 10 mililitros de linfa. Nódulos linfáticos: Los nódulos linfáticos, o ganglios linfáticos como a veces se les denomina, son estructuras ovales y pequeñas, del tamaño de una judía. Generalmente se encuentran en racimos cerca de las venas en puntos estratégicos a lo largo de los vasos linfáticos medianos de la rodilla, codo, axila, ingle, cuello, abdomen y pecho. La sangre se limpia y filtra en estos nódulos y los glóbulos blancos se acumulan allí cuando hay una enfermedad. Este proceso de filtrado previene la introducción en el sistema circulatorio sanguíneo de bacterias, células cancerosas u otros agentes infecciosos. Los nódulos linfáticos son los centros de producción y almacenamiento de algunos glóbulos blancos, llamados linfocitos y monocitos, elementos importantes en el mecanismo inmunológico del organismo. Durante cualquier tipo de infección, los nódulos se dilatan en el área de drenaje debido a la multiplicación de linfocitos que tienen lugar en esos nódulos. Nódulos poplíteos: Los nódulos linfáticos, o ganglios linfáticos como a veces se les denomina, son estructuras ovales y pequeñas, del tamaño de una judía. Generalmente se encuentran en racimos cerca de las venas en puntos estratégicos a lo largo de los vasos linfáticos medianos de la rodilla, codo, axila, ingle, cuello, abdomen y pecho. La sangre se limpia y filtra en estos nódulos y los glóbulos blancos se acumulan allí cuando hay una enfermedad. Este proceso de filtrado previene la introducción en el sistema circulatorio sanguíneo de bacterias, células cancerosas u otros agentes infecciosos. Los nódulos linfáticos son los centros de producción y almacenamiento de algunos glóbulos blancos, llamados linfocitos y monocitos, elementos importantes en el mecanismo inmunológico del organismo. Durante cualquier tipo de infección, los nódulos se dilatan en el área de drenaje debido a la multiplicación de linfocitos que tienen lugar en esos nódulos. Bazo: El bazo esté muy ligado al sistema circulatorio y al linfático. Es un órgano situado en el abdomen entre la parte inferior del estómago y el diafragma. Su papel es mantener el volumen de sangre, producir algunos tipos de células sanguíneas y recuperar el material sobrante de los glóbulos rojos que se han vuelto defectuosos. También esté relacionado con la eliminación de células sanguíneas y bacterias de la sangre. Vena subclavia: La vena subclavia es una continuación de la vena axilar, que parte del brazo. En cada brazo se extiende una ramificación de la vena subclavia (derecha e izquierda). A continuación esta vena converge y se extiende desde la primera costilla hasta la clavícula, donde se une con la vena yugular interna para formar la vena innominada. Las venas subclavias también son importantes en el sistema linfático pues vuelven a introducir la linfa en la sangre. El conducto torácico, que transporta la linfa, se une a la vena subclavia izquierda, cerca de la unión con la vena yugular interna. El conducto linfático transporta la linfa a la vena subclavia derecha y también se une a Ésta cerca de la unión con la vena yugular interna. Sistema genitourinario. El sistema genitourinario está formado por los órganos urinarios y reproductores. Dado que estos órganos están situados en el mismo área del cuerpo y comparten las mismas funciones, normalmente se tratan juntos. El sistema urinario del hombre y de la mujer es básicamente el mismo, con la notable excepción de que la uretra, en el hombre, continúa a través del pene, mientras, en la mujer, se abre en la vulva. Los sistemas reproductores del hombre y de la mujer están adaptados para cumplir funciones específicas. El del hombre tiene la función de generar células germinales que contienen la mitad del material genético necesario para el desarrollo del bebé y entregar ese material al sistema de la mujer. El sistema reproductor de la mujer tiene la función de generar un óvulo, o huevo, que lleva la otra mitad del material genético, para que las células germinales del hombre lo fertilicen. El tracto reproductor de la mujer también tiene la función de dar soporte al feto durante la gestación hasta que nace, aproximadamente nueve meses después de la fertilización. Sistema reproductor femenino: El sistema reproductor de la mujer es el encargado de generar el óvulo, o huevo, almacenar el óvulo fertilizado y nutrir el embrión y el feto durante la gestación. Los órganos principales incluyen los ovarios, el útero, la vagina y las trompas de Falopio. Los órganos externos (vulvares) incluyen el labio mayor, el labio menor, el monte de Venus, el clítoris, el vestíbulo y el bulbo del vestíbulo. El óvulo, o huevo, contiene la aportación de la mujer al material genético que conformará el nuevo niño, y se genera en los ovarios. El óvulo recién generado pasa a través de las fimbrias de la región ampular de la trompa y allí lo fertiliza un espermatozoide (o célula germinal). Durante la excitación sexual, las vesículas seminales del hombre y la glándula prostática crean un fluido que se combina con las células germinales para formar el semen, que se transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato, al final del pene erecto. Cuando se ha depositado el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio, donde fertilizan al óvulo, o huevo. El huevo fertilizado baja por la trompa de Falopio durante los tres días siguientes y se asocia a la pared del útero. Allí, durante el embarazo, el huevo fertilizado se nutrirá y desarrollará el embrión y, posteriormente, el feto. Después de que se haya desarrollado completamente (aproximadamente a los 9 meses), las contracciones musculares (parto) expulsarán el feto fuera del útero. Sistema reproductor masculino: El sistema reproductor del hombre tiene la función de generar, almacenar y transportar el material genético contenido en las células germinales, o espermatozoides. Los órganos principales incluyen los testículos (testis), el epidídimo, los conductos deferentes, el conducto eyaculador, la uretra y el pene. Los órganos auxiliares incluyen las glándulas bulborretrales (de Cowper), la glándula prostática y las versículas seminales. Los espermatozoides (células germinales) contienen los cromosomas que se combinarán con los del óvulo, o huevo (producidos por el sistema reproductor femenino) para formar el embrión de un nuevo ser humano. Estos espermatozoides se generan dentro de los testículos y se almacenan en el epidídimo. Durante la excitación sexual, las versículas seminales y la glándula prostática crean un fluido que se combina con las células germinales para formar el semen, que se transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato, al final del pene erecto. Cuando se ha depositado el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio donde uno o más espermatozoides pueden fertilizar un huevo, u óvulo.